Ignorados por todos, habitantes de Tabasco afrontan su desgracia por 'pipazo': 14 muertos
En San Miguel Zapotal, la gente no solo es pobre, ahora está endeudada, la explosión de la pipa con 60 mil litros de combustible en Tabasco, les ocasionó no solo la pérdida de sus familiares, sino también gastos funerarios que no saben cómo saldarEn San Miguel Zapotal, la gente no solo es pobre, ahora está endeudada, la explosión de la pipa con 60 mil litros de combustible en Tabasco, les ocasionó no solo la pérdida de sus familiares, sino también gastos funerarios que no saben cómo saldar.
La familia Barahona que vive en la sección Quinta del poblado a 88 kilómetros de la carretera libre a Villahermosa, se mantiene de la agricultura ganando entre 50 a 80 pesos diarios, en menos de cuatro días ha sepultado a dos hijos y a su yerno, es decir, tres ataúdes que aún deben.
El gobierno de Arturo Núñez Jiménez, ha sido insensible al dolor de los sobrevivientes y de los que aún siguen enterrando a sus hijos y padres, no han recibido ni siquiera un subsidio para la adquisición de las cajas mortuorias.
CNE SE SOLIDARIZA
La Comisión Nacional de Emergencia, Red Nacional de Comunicaciones delegación Agua Dulce, fue el primer cuerpo de rescate que llegó a la zona el día de la explosión, ahora el delegado Farid Tannos Chacón, volvió a la “zona cero”, a la zona del desastre y explica lo ocurrido.
Posteriormente, recorrió las casas y escuchó las peticiones de los sobrevivientes y de sus consanguíneos, debido a las condiciones económicas en las que se encuentran, Tannos Chacón ofreció por parte de la funeraria Eben Ezer de la ciudad de Agua Dulce, la donación de los ataúdes a las familias donde superen las dos víctimas mortuorias.
Tannos Chacón, precisó que independientemente que la delegación de la CNE tenga su base en Agua Dulce, es momento que solidarizarnos con nuestros hermanos tabasqueños, ya que hoy más que nunca nos necesita.
En San Miguel, los habitantes requieren de todo, sus casas, cuenta con sala aunque no hay mueble ni televisor, tienen cocina aunque en la estufa no haya comida ni cuenten con refrigerador, en las habitaciones no hay camas y las que tienen, da miedo subirse por temor a caer por la madera vencida por el comején, en algunos viviendas en el baño no hay retrete y las tuberías están secas porque están sin agua.
Los pescadores se dicen así, aunque les haga falta redes y como no tienen embarcaciones, se introducen a los cuerpos de agua hasta que el nivel les llegue a la cintura y con atarrayas tratan de capturar las especies.
Aquí los niños empiezan a pescar desde niños, Carlitos es un menor de siete años, que con un vaso de plástico al cual le hizo unos pequeños orificios, simula una red de pesca, la cual introduce a un lago, que a lo lejos parece ser un canal de aguas negras, debido a su mal olor y basura que lo rodea.
Ahí, tiene que separar a los diminutos pescados de los gusarapos, mete y saca sus manos del agua tan turbia que se ha convertido en el habitad de gusanos, larvas y las crías que se desarrollan en el ambiente líquido.
Así se vive en esta comunidad tabasqueña, tan pequeña que luego de la explosión, aseguran lugareños, que fueron ignorados por todos, por el gobierno, pero también de Dios.
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