A la cárcel, policías del DF que extorsionaban a conductores en alcoholímetro

Los agentes exigieron dinero a un ciudadano para evitar que su vehículo fuera enviado al corralón, después de que su chofer diera positivo a la prueba de alcoholemia.



Policías de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal fueron encarcelados por intento de extorsión.

Dos agentes adscritos al denominado "alcoholímetro" presuntamente exigieron dinero a un ciudadano para evitar que su vehículo fuera enviado al corralón tras dar positivo en la prueba de alcoholemia.

De acuerdo con autoridades de la procuraduría capitalina, aun cuando el conductor fue enviado al Centro de Sanciones Administrativas, conocido como 'El Torito', para cumplir su arresto inconmutable de 21 horas, los policías ofrecieron al dueño del vehículo "darle facilidades" respecto a éste.

La noche del viernes, personal de Inspección Policial de la SSPDF detuvo a cinco agentes y los puso a disposición del Ministerio Público de la Fiscalía de Servidores Públicos.

Funcionarios explicaron que los oficiales fueron detenidos en un punto de revisión en la delegación Benito Juárez, luego de pedir dinero al apoderado legal de una empresa, cuyo chofer dio positivo en alcoholemia con 0.40 de alcohol (el máximo permitido es 0.26, equivalente a dos copas de vino).

Supuestamente el propósito fue evitar que la camioneta de transporte de carga fuera llevada al depósito vehicular con la respectiva sanción económica y la pérdida de horas de productividad para la compañía.

El representante legal denunció el intento de extorsión ante personal de Inspección Policial.

Luego de tomar la declaración a los inculpados e integrar las pruebas correspondientes, el Ministerio Público determinó consignar ante un Juez Penal del Reclusorio Preventivo Varonil Oriente al policía José Román Guerrero López, y al Centro de Reinserción Social de Santa Martha Acatitla, en Iztapalapa, a María Teresa López Arias, por su presunta responsabilidad en el delito de extorsión en grado de tentativa.

Fuente: Milenio